El adicto tiene prisa hacia la nada

La Vanguardia - 19/11/2005





SIN PENAS

Le prometo a Sol que cuando hable de o con alguien que sufre una adicción no lo consideraré un vicioso autoindulgente carente de voluntad, sino un igual que sufre una compleja enfermedad y que necesita todo nuestro apoyo para superarla. Tampoco hay lugar para la conmiseración, porque, como recuerda Sol: "Lo que no te mata, te fortalece" y ella misma, hoy directora del centro donde fue paciente, parece un buen ejemplo. Es una reflexión cada vez más necesaria, porque aparecen sustancias, expendidas por el farmacéutico o por el camello, que prometen ayudar a sobrellevar las penas y acaban convirtiéndose en la pena máxima. Comprender a quienes las han sufrido nos ayudará a saber más de las sustancias y de nosotros mismos y esa es la más eficaz de las prevenciones

LLUÍS AMIGUET - 00:00 horas - 19/11/2005



SOL BACHARACH, EX ADICTA; DIRIGE UN CENTRO DE TERAPIA DE ADICCIONES



Sol Bacharach



Tengo 51 años y siempre he creído que vale más una persona de 50 que dos de 25. Y además yo me encuentro en el mejor momento de mi vida. Nací en Valencia, hija de una familia de empresarios de origen alemán. Felizmente casada. Soy católica practicante y eso me ha ayudado mucho. Fui paciente y hoy soy presidenta de Mare Nostrum

Yo era una joven abogada de una familia de empresarios valencianos. No sabía qué era una adicción. Ni siquiera me había tomado nada nunca para poder estudiar más horas. Me preparaba para ser profesora de Mercantil, tenía un hijo...

- ¿Y por qué contrajo una adicción?
- Llevábamos nueve años casados, habíamos sido padres... Hasta que mi marido, catedrático y miembro del Consejo de Estado, murió en circunstancias trágicas...

- ¿Cómo?
- Fue asesinado por ETA.

- Lo siento y comprendo su trastorno.
- No sólo fue eso. Yo vivía bajo una enorme presión. Era miembro de varios consejos de administración en Madrid; preparaba las oposiciones de profesora titular; era ama de casa... Y quería hacerlo bien todo.

- Estresante.
- Por eso fui a un médico y le expliqué cómo me sentía. Me recetó tranquilizantes, antidepresivos, ansiolíticos...

- Toda la familia pan.
- Supongo que se refiere a las benzodiacepinas. Es verdad que todas tienen un pan en la marca del fármaco.

- No quería frivolizar.
- No lo haga. Nunca se avisa lo bastante del peligro que tienen. Yo misma no era consciente. Empecé a tomarlas y me hacían sentir mucho mejor, así que seguí a todo ritmo mi vida de ejecutiva agresiva: saqué la plaza de profesora, participé en más consejos...

- ¿Y tomó más pastillas?
- Sí. Porque, para conseguir el mismo efecto, me veía obligada a tomar más y más. Y lo hice sin supervisión médica.

- ¿Y cuánto aguantó ese ritmo?
- Un día sufres la crisis. Y, entonces, curarte exige un cambio de vida, porque el adicto tiene prisa hacia la nada. Curar cualquier adicción requiere eliminar esa prisa y eso exige introspección y autoconocimiento...

-... Que usted entonces no tenía.
- Si no hubiera sentido esa extraña prisa, podría haber empezado a disminuir la dosis, pero estaba inmersa en una espiral sin fin. La adicción me provocaba inseguridad y ansiedad y me hacía sentirme víctima y, al mismo tiempo, para controlar esas malas sensaciones que te producen las pastillas, tenía que tomar más y más.

- ¿Cómo se dio cuenta de su enfermedad?
- Por casualidad. Fui al médico creyendo sufrir una depresión y, para mi sorpresa, me diagnosticó una adicción. Me advirtió que la curación sería larga y compleja. Entonces recordé el caso de mi hermana y que había guardado un prospecto publicitario...

- ¿Su hermana?
- Mi hermana tuvo una adicción al alcoholismo que tal vez nosotros, por ignorancia, no supimos afrontar y por eso no la ayudamos como hubiera requerido su enfermedad. Al final, mi hermana murió de un accidente relacionado con su adicción. ¡Cuántas veces, cuando yo misma sufría su misma enfermedad, me acordé de ella!

- ¿Por qué?
- Porque cuando yo estaba sana y ella enferma, le decía a mi hermana adicta: "¡No tienes voluntad!"; "¡lo haces porque quieres!"... Y todas esas otras frases erróneas que solemos decirles a los enfermos de adicciones, ignorando que son enfermos y culpabilizándolos de su enfermedad. Ahora la enferma era yo y me daba cuenta de aquel error.

- Se trata de que otros no lo cometan.
- Yo tuve la suerte de tener ese folleto en mis manos del Centro Terapéutico del Vallès, donde unos médicos catalanes, Bach y Freixa, habían comenzado un tratamiento pionero... ¡Y fue una liberación!

- ¿En qué sentido?
- Como le decía, para salir de una adicción, es imprescindible replantearse la propia existencia, tu papel en el mundo. Yo siempre digo, medio en broma, que todos tendríamos que pasar por la cura de una adicción, para aprender a conocernos.

- ¿Qué descubrió usted?
- Que nunca dejaría de ser una ex adicta...

- ... ¿Y no es descorazonador?
- Lo que ha sucedido es que tus neuronas se han hecho dependientes de ese estímulo y cuando las deshabitúas no puedes arriesgarte a despertarlas con nada, porque si las despiertas vuelves a recaer con cualquier otra sustancia adictiva. Necesitarás meterte algo, lo que sea, para poder seguir viviendo.

- Mejor no despertar nada entonces.
- Una vez asumido ese principio, descubrí que podía volver a ser dueña de mi propia existencia, que podía curarme y que eso me proporcionaba una maravillosa sensación de seguridad. Acabé el tratamiento fresca y feliz como una rosa.

- ¿Cuánto tiempo hace?
- Cinco años y medio. Tuve la enorme suerte de tener a mi familia y a mi marido, Vicente Muñoz-Pomer, prestándome apoyo y confiando plenamente en mi curación. De hecho, los terapeutas nos recomendaron que, una vez dada de alta, acudiéramos juntos a las visitas del primer año.

- ¿Y cumplió?
- Tanto que hemos acabado asumiendo la gestión del centro, hoy Mare Nostrum en La Garriga, que ha crecido hasta tener 19 profesionales. Ahora quiero compartir todo lo que he aprendido con otras personas.

- ¿Y vuelven a tener una vida normal?
- Un importante profesional de la abogacía que pasó por aquí hoy ha vuelto a hacerse cargo de su bufete y no le va nada mal, lo mismo que otro conocido cantante. Yo incluso diría que el haber vencido su enfermedad les dota de más conciencia y les da una especial seguridad en sí mismos.





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Última actualizacin: 26-10-2015